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Tras algún tiempo entrenando en esa nueva modalidad y ganando habilidad en ese nuevo enfoque, descubrí tres cosas:

1 - Nunca más agujetas. Esas agujetas que normalmente siguen al momento en que sometes los músculos a un sobreesfuerzo al cual el cuerpo no está muy habituado, fueron haciéndose cada vez menos y menos frecuente. Tanto si aumentaba la intensidad de algún ejercicio, como si retomaba los ejercicios, tras una larga temporada inactivo.

2 - Como lo dejé o mejor aún. Una nueva modalidad de entrenamiento que adopté en esa tentativa de aplicar las enseñanzas de Abraham-Hikcs a los entrenamientos físicos, fue tomarme algunas tardes para escribir “como se sentiría”, el siguiente nivel de mejoría de determinado ejercicio.

Es la aplicación de algunos procesos como… "¿Qué pensamiento hace que te sientas mejor?" del "Cuaderno de Trabajo" del libro “Pide y se te Dará”, que puedes descargar al final de ese post.

Sobre todo le puse mucho interés a esa estrategia para mejorar las habilidades de cada uno de los "18 movimientos básicos de Kung Fu", del video que te mencioné antes.

Los meses de invierno de Canarias, no es que le acompañe un frío terrible que impida salir a hacer ejercicios. Pero cuando frío y aire se juntan, puede ser tan molesto que mejor quedarse en casa. En días así de cuando en cuando hago algo físico ligero en la casa, pero si no fallo en practicar la modalidad “como se sentiría”.

En ese estatus invernal fácilmente podría pasar 6 u 8 semanas sin salir a hacer ejercicios. Uno de esos períodos invernales, llegó cuando había avanzado algo en la práctica de esos 18 movimientos básicos del Kung Fu.

Cuando el tiempo mejoró y retomé el entrenamiento de esos movimientos con sorpresa descubrí que alguno de ellos estaba donde los dejé y otros incluso habían mejorado.

Con el tiempo he notado que esa mejoría extiende a prácticamente todo: más fuerza, resistencia, elasticidad, flexibilidad, crecimiento y tono muscular, más de una vez he sentido fuerzas externa al cuerpo implicándose y en otras ocasiones noto como si en determinados ejercicios se implicasen nuevos músculos.

3 – No arrastro cansancio viejo. Estábamos un lunes mi hija, su madre, mi nieta y yo en un bar al lado de la Frutería, esperando para almorzar. Y en lo que preparaban los platos la dueña se puso a comentarnos, que sus hijos – dos niños de 12 y 13 años respectivamente – estaban reventados y no iban a entrenar esa tarde.

Ellos practican futbol con el equipo local, ese sábado habían entrenado, el domingo lo pasaron en el parque acuático Siam Park Tenerife y ese lunes estaban reventados.

Mientras la escuchaba, pensé: “Waoo, niños con 12 y 13 años, reventados. Y en ese instante caí en cuenta de que hacía mucho tiempo que no arrastraba cansancio viejo de un día para otro, por más ejercicio que haga.

De esa conversación descubrí este tercer beneficio para esta modalidad de entrenamiento.

Ahora sabes que las anécdotas que siguen ni han caído de la nada, ni tampoco se consiguen de la noche a la mañana. Han sido años de tanteo, experimento y descubrimientos sorpresas que no cesan de llegar.

De hecho, ellas mismas han ocurrido a lo largo de cuatro meses.

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